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otras montañas, las que andan sueltas bajo el agua


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   El Caribe empezó en el fuego y continua en el agua.

    Si caminas el Caribe por el mar, te darás cuenta que en realidad no existen islas sino una sucesión montañosa entre aguas. Habitamos en laderas y valles de cordilleras submarinas.

    Muchas de estas formaciones montañosas son volcánicas y se han estado moviendo desde las islas Galápagos hasta engrampar en el centro del continente. No en vano quienes trabajan con la geología hablan de la placa tectónica del Caribe como “un marco de referencia absoluto en términos de movimiento”.

    Seguir viviendo y pensando desde el Caribe implica asumir el movimiento como parte intrínseca de la cotidianidad de todo ser vivo que anda por estas aguas y tierras. El movimiento como una estrategia frente al orden de lo estable que plantea el colonialismo y neocolonialismo y sus lógicas heteronormativas de pensar la vida en el planeta.

    Este ciclo de lecturas pretenden contribuir a reencontrarnos con lo que se mueve, procesos de ritmos lentos que gestionan el presente sobre la imaginación de futuros en relación.